"En los noventa fue de los primeros jóvenes ejecutivos en darse cuenta que era posible saquear a Telecom. Empezaban en Argentina recién, y una vez impuestas las reales diferencias con el desastre que había sido el teléfono del Estado, aparecieron los móviles, los celulares y las indemnizaciones de muchas industrias que cerraron y que dejaron en la calle a muchos, pero con la paridad del emocionante uno a uno. Así empezaron las franquicias para tener un telecentro y con el tiempo surtir a clientes de la incipiente Internet. En los noventa, Internet era La Internet. Y #GervasioDanielGreen, nicoleño con la ambición rosarina, tenía 29 años cuando estafó a Telecom y fugase a Pernambuco, Brasil –primero- y a Miami, EEUU –después-, junto a otro muchacho más menor de quien nunca se dio parte policial. Interpol es la CIA, como Al Quaeda. A nadie le importan estos robos ocho meses después. En los noventa la cuestión (real) fue prepararse para prepararnos (ahora). Otro tema. Gervasio fue el primer amor de Andrés Letonia, quien 14 días después del robo blanco a la sucursal que tenía a cargo Gervasio Daniel Green, en el centro rosarino, cuado estaba todo junto, en una misma sucursal, lo comercial, lo aéreo, los cables, las asistencias técnicas, la atención al público, todo ese maremágnum al cargo del joven ejecutivo junior primer amor de Andrés, quien volvió desde Miami al aeropuerto de Ezeiza y de ahí a Rosario, en una combi de la empresa Manuel Tienda León, que lo dejó en la Terminal de ómnibus Mariano Moreno, donde lo esperaba su madre, quien siempre creyó que su hijo estaba de campamento en un ignoto paraje cordobés, como en un monte o algo así, con la gente del club Regatas, de donde Los Letonia fueron socios desde hacía años. Nunca supimos el por qué se volvió. Nunca se lo preguntamos, en realidad. Vimos una foto de Gervasio. Después de muchos años nos mostró una. Andrés tenía razón: igual a #SebastiánEstevanez era. O es”.
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