Alguien, que ahora porque sí, tiene una galería de arte en #España, hace mucho, cuando a uno que le decían #Pescadito, manejaba somerambr la venta de cocaína en directo, e in situ al famoso #Bardelmar, cuando se estrenaba #Pulpfiction el mismo jueves que murió el hijo del presidente #Menem, que, absorta su emoción, ese alguien, en la pared del fondo del patiecito, y cerca de los casi precarios baños, dejó escrito en birome azul: Todos los inútiles gestos del mundo no hacen otra cosa que dar por válidas todas las experiencias y teorías académicas, científicas, financieras, bastardas y amateurs que con nombres, nomenclaturas, esfuerzos, lobbies, oposiciones, delirios, secretos, falsos lenguajes, y, confusa rítmica, siempre, afirman que no sabemos que sabemos que dentro de todos los que estamos vivos, de alguna manera aún no resuelta, la cara es nuestro rostro. Pero éste no está en el espejo. Así, todos en todos lados vamos y no vamos y nos quedamos por aquí y por allá y hasta donde lleguen algunos ojos. Pero aún así sólo estando como quien dice detenido porque moverse es al pedo, aún así gestos que, digamos, no vendrían a ser de nuestro patrón emocional visual, y que alcanzan el exterior de nuestro cuerpo y, siendo visto esto por otro o sólo autopercibiéndolo, lo que nos habita como un yo, planea tu (y su) futuro. Y lo avisa. Como sea el contorno y el entorno que no obstante fortalecer a veces puede, también podría debilitar o, lo que es peor, hacer de usted, de ti, de vos un dotado que puede materializar como “real” lo que antes era incierto y lo llamabas “identidad”. Ahora, como antes, los encuentros de tu yo iluminado de fe colectiva digamos y la pelotudez se fusionan y se hacen (tu) carne y millones de carnes que laten dentro de un “algo” que a la fuerza consideran su (tu) creencia y su (tu) saber con respecto al mundo humano. La pelotudez de la carne de algunos es lo visible en un país como Argentina, lleno de buena gente. Eso dice el gobierno. Pero en realidad sabemos poco del gobierno.