A lo mejor es cierto que indigente y agreste es la estructura que nos hace pasar por provechosa la sensación intensa de velocidad cuando, más bien, estamos todos detenidos en una región que limita con la intraducible escucha de un lenguaje que, por así decir, es muy fácil de confundir con la estancia silenciosa y absoluta de los muertos, aquella zona donde, de haber algo parecido a un lenguaje, ya no es de nuestra incumbencia cómo es, o sería aquello porque -ya sabemos-, todos lo sabremos eso el día de algún pero preciso día de los días de cada uno de nosotros. Y a lo mejor es cierto #JoaquínMilrosas pensó, sintió y vio eso y todo lo demás mientras a un putito se culeaba. Y a lo mejor es cierto que esto le sucedió a Joaquín Milrosas el pasado 22 de octubre, de madrugada, con un putito divino estudiante de Derecho, oriundo de otra ciudad y ex activo de #LaCámpora. Y a lo mejor también es cierto que Joaquín Milrosas, el 23, no la votó, otra vez, como presidenta, porque la noche anterior al voto, entre los vivos digamos, lo limítrofe de esa estancia parecida a la de los muertos la admitió como practicable en algunos, en muchos a lo mejor admitió también para sí Joaquín Milrosas en el difícil de explicar momento que sintió, la noche anterior al voto decía, que aquel muchacho cándido de una voluntad manifiesta que ahí hacía de amante de Joaquín Milrosas, como el verbo tratar suena en inglés y una esponja chupa más por inercia que consistencia, ahí, que adentro de las necesidades de un cuerpo desquiciado estaba sintió Joaquín Milrosas; entrándole y entrándole Joaquín a un agujero que un nuevo mundo enloquecido ansiaba como en carne viva, pero como sin vida el dueño de ése agujero. Ahí, en la culeada última antes de no votarla, otra vez, como presidenta, #JoaquínMilrosas conjugó sonidos espacio temporales (el ruido de su pija que entraba donde el agujero ajeno pedía, la humedad viscosa, el olor a mierda) con un mejunje mental que, como dije, indigente y agreste se le apareció, a la manera de un presagio, la vida de todos los putos como ése aquel muchacho puto que obedecía como si sólo si fuera posible vivir en esta realidad con otra cosa que no sea o fuese, de creerle a Joaquín Milrosas, un gentil totalitarismo el método de reconstituirnos digamos, como a sabiendas de nada pero como si realmente fuera un anuncio en las revistas la única información que se piensa brindar sobre cómo es, o sería a lo mejor, si es cierto que mientras se culeaba indigente al putito de La Cámpora, cómo no se alcanza a pensar cómo es una nación vio Joaquín Milrosas.

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