No saber reconocer la calma de otros en vos y viceversa es la cuestión por la cual, te dice, vos te estás devorando como quien dice tu propia pinchila. Poder chupársela a sí mismo es una acción destinada a agraciados faquires, o a entrenados contorsionistas con destreza para que su boca alcance su propio glande y así, te dice, en un acto aún más arriesgado, succionar en ritmo armosioso y constante su pija para alcanzar su propia magia blanca, te dice. Sólo que acá tragarse su propia pija es una metáfora, te dice, ya sabemos, no apagás la luz para ideas sexuales vos, sino para reclamar rescates. Pero no estás cautivo, te dice, sino poco acostumbrado a la salud y la paciencia. Todo va y viene, te dice, con transitorias elevaciones y como perros inseguros estamos siempre, te dice y se pierde en dirección a la línea A, saliendo para siempre de ése urinario y para siempre de vos sale, con la boca un poco engrasada de blanco.
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