“Envidiosa la razón puede ejecutar a todo aquello que, por poco o por mucho, nos va alumbrando sin el enceguecimiento de lo luminoso. Aplastar a los idiotas que juegan y hasta a los que, jugando, pretender ser más que el juego mismo. En efecto, dios es cruel. Es como si el mecanismo estuviera siempre más que aceitado en cuanto a desarrollo y posibilidades pero no en cuanto al objetivo. El objetivo a veces es apenas la excusa del mecanismo. Uno ve cualquier cosa en cualquiera, y en cualquiera se ve uno. Matar y resucitar, enciende algo”, escucha #AndrésLetonia, y escribe lo más rápido posible las palabras que salen de la boca del puto viejo escritor, quien, otra vez, se había mamado después del taller de escritura que dicta, los jueves a la noche, en los altos de su casa, en Echesortu.
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