Achispado cuando llega, adefágico cuando se va. Así queda el putito cuando él lo visita. Él es un decir, cualquiera llegado el caso, chongos roídos o del montón, hombres que la saben poner. “Los nazis no perdieron la guerra”, escucha siemprte el putito mientras queda en un bardo entre el achispe y el adefagio del amor corto pero imperseguible. Imperseguido siente el putito que es visitado por un chongo largo como un basquetbolista y blando, como un campo de algodón.
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