No iba a ser el primero en levantar la perdiz cuando todos escuchamos el nombre de la empresa que el puto aquel estaba mencionando como de su pareja, y que, por tal, sabía muy bien a qué cosa nos referíamos cuando hablamos de logística a la hora de dar a enteder que y era hora de redondear y hablar de dólares. Fue Elena la primera en decirle que, entonces, dejemos de hacernos los tontos nosotros porque ella de tonta no tenía nada. Parecía enojada, pero no, ella era así. El puto quería plata. Montoto lo había dejado en banda porque apareció otro puto mejor que lo puso afuera, y que, sabía, no podía caminar tan tranquilamente sabiendo que sabía lo que sabía, y que Montoto sólo parece lo que muestra, pero que es peor que Firmenich dijo. Nos ofreció tres datos para comprar en Beirut sin la necesidad de Shocklender y su empresa como intermediario. Aceptamos. Hoy apareció su cabeza en Pilar. Nadie sabe dónde está el resto. Ni que pasó.
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