“Jamás
encontré las señales por las cuales después, con la información
más precisa, lo que habita en vos me retenía y expulsaba entonces y
a sabiendas siempre de estar, como se dice, por completo entregado a
lo que yo llamo amor”. Esto se lo dice para sí mismo
#JoaquínMilrosas y es la voz de la voz que le contesta siempre a
aquello que surge en formato audible y dice ser varios y habitarlo a
#JoaquínMilrosas desde adentro. “Y no dudo”, sigue
#JoaquínMilrosas para adentro, “no dudo que lo tuyo también pudo
y puede ser llamado así, pero lo que habita en vos superó hace rato
la barrera de los tres grados del lenguaje y por tal, sin reproches,
siempre fue cofrade de una arrítmica armonía: el daño”. “Esto
es un retazo de una bronca por haber ido hasta vos y por haberme
quedado tanto”, le dice siempre el que lo habita y el que lo
atiende, el doctor #Laurito, le puso nombre: #SíndromedeTourette.
Pero ahí nomás ese día en el pensamiento del doctor, al mismo
doctor #Laurito le pareció demasiado concluyente decírselo a
#JoaquínMilrosas, quien una vez, dormido y en voz alta, dijo: “Mi
hermano está totalmente loco. Pero loco de remate de verdad está.
Dice que yo soy un desaparecido y que mi vieja está pirucha porque
yo estuve en la lucha armada y no sé cuántas más pavadas dice
sobre mí. Ni siquiera petiso soy. Yo no quiero estar en esa cabeza,
ni quiero saber qué cosa como una pelota se le formó adentro que lo
llevó desde hace diez años más o menos a prácticamente ser otro y
a mentir deliberadamente todo para hacerse la víctima de todo y
pasarla bien. Un vivo que la va iluminador de verdades y loquito
mañoso que mientras tanto usufructúa sus varios billetes mientras
mi vieja paga esas pastillas del orto que yo sé que son anfetaminas
pero que me callo porque a #Esteban hay que dejarlo en paz. Es otro
decía mi vieja. Esteban adentro ahora es otro, decía. Y nosotros
también. Así se explica la demencia mi vieja, como un cuentito de
causas y consecuencias, como si fuera posible no arremeter con todo
cuando las cosas ya no son serias en la realidad, cuando ya lo que se
ve no se puede concebir como cierto, cuando no hay caso pero lo que
huele mierda es siempre mierda. Ahí mi vieja se come la del loquito
y va corriendo a la farmacia. Lo que a mí me gustaría dejar en
claro es que no tengo la menor idea de dónde sacó tanta información
mi hermano, y si esa información es una mezcla de realidad con la
ficción que se armó en la cabeza mi hermano. Nada tuvimos que ver
nosotros con nadie nunca. Siempre fuimos pobres como se dice y no de
plata, porque vivíamos más o menos como todos, sino pobres de
cabeza. No llegamos nunca nosotros. Mi hermano no sólo se construyó
sino que construyó su propia destrucción para así poder seguir
viviendo con algo que lo refleje en esta familia. Yo pienso eso de
él, un pobre tipo en realidad que no sabe ver, que nunca supo ver lo
que yo vi de muy joven. Todo brilla por su ausencia siempre, y si uno
no la pelea, no sé cómo alguien se puede dormir tranquilo. Yo no
tengo un papá al que le gusta llamarse #LaReina”. “La escuché
varias veces”, le dijo el doctor #Laurito, “pero prefería que no
te dejes grabar o que, sencillamente, no te grabes estas cuestiones.
Son, para que vos entiendas bien, una adherencia propia de la
neurosis, como una inscripción en una serie de eventos que no te
dejan marco para desarrollar lo que vos entendés por ‘yo´; una
especie de exagerada percepción de lo táctil en pos de lo sensible
digamos, como una mala fabricación de datos”. #JoaquínMilrosas lo
miró inerte, cosa habitual en él. “Como una atribución fallida,
como un abogado carancho”, le siguió diciendo el doctor #Laurito,
quien mientras se lo decía a Joaquín pensaba: “Embotado, boludo,
estás embotado”. Pero no se lo dijo y reforzó la fluoxetina
cambiando la marca del inhibidor selectivo de la recaptación de
serotonina, aceptando finalmente así las recomendaciones del
insoportable puto de #Bagó, que le prometió #Brasil, el año que
viene, todo pago, 21 días.
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