Llena de árboles tenías la alacena cuando saturado ya venías sintiéndote por el punzón de tener, como venimos diciendo, todo mugriento el baiú, o como sea que sea eso que en vos era y es frecuente. Vivías ignorante a medias de todo eso y con la alacena llena de árboles, dije. Pero con la sangre siempre como la forma de lo cautivo. Entonces nos besamos ésa vez, y entonces como en volandas que en vilo voltean belicosos bramidos venideros de los bordes de las virtudes que nos editan, nos volvimos inofensivos. Hasta soplaba como un viento que no era brisa sino viento, viviendas habitables era, vividos estábamos ambos dejándonos vida en función del lenguaje, la exigencia de lo fragmentario, la vida durante la muerte. Viajes basados en vos. Queda por determinar en qué relación ni legal ni ilegal esta vez puede repetirse aquello mismo de lo que se habla virtualmente. Tu mundo. Ahora. Eso decía #Nextel.

Comentarios

Entradas populares