“A todo lo que quiere, a todo lo que quiere decir, a todo lo que elije, a ése muchacho medio estúpido que arregla aire acondicionados, te respondo yo a tu pregunta, #puto, a todo ése día martes que aún no ha llegado pero que ahora siente como sentirá cuando suceda y sienta que ya estuvo allí, en ése martes por venir. Y voy rápido para que entiendas, puto, que entendió. Como ahora entendés vos y entenderás exactamente a la inversa y en reversa deducirás puto -me la corto si no- que el futuro suyo tiene un nombre que lo asiste un vademécum y un lado oscuro que vos y miles retoman como si sencillamente, puto, conferida tal como la ideología de la envidia vos y miles en un escandaloso silencio la mutan como la peste evidente ante los comentarios de que feroz coqueteó con las intenciones que en tu actividad aparece en forma de público y de antagonista, puto, incluso cuando lejos estaba yo en el mejor de los casos a mí, puto, considerame como mesetitas que se parecen a montes pero no son más que gente amontonada que aún sabiendo putear no sacan de sí al presunto implicado en la legibilidad de algo que te deja pero no se va. Y sigo y dura salva que sé te importa un pito, puto, porque sé también que subordinado a esto tu no tengo otra más que decirle “eso” tuyo que se hace convincentemente abstracto y, abombada de buena conciencia, alimentada en las generales de la ley, harta de Oscar Wilde, te decía, puto, te perdona y te devuelve la misma angustia y la misma otra cosa que no es la angustia y que igual, duales, inflexibles e insobornables, no avisan nunca si marchitas formas las irán disolviendo a cada una por su propio costado, o si opuestas iluminarán la ya deslumbrada carne que ahora toca manos, huele sextetos, dice cosas como susurrando, puto, pero con los tonos como navajazos que muerden antes de abrir, puto, te perdona porque está abombado y harto. Como lo ves, puto, nada cambió si lo miramos con esa mirada tuya que no puede asimilar qué hay entre el quietismo y la fábula. Nada ahora inútil lo irreconciliable, puto. Sueña que alcanza a distinguir el batifondo de lo que, despierto, le suena como la palabra “amor”, puto. Ahora anda con los otros, y nosotros nos hacemos eco. Vos no sos nosotros, puto”.

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