En trance, otra vez, dicen que dije: “No hay todo junto nada pero nada de nada que acá yo agrupase pueda hoy martes 18 de julio de 1995 alrededor de las 15 horas y 20 minutos 4 personas conmigo y 35 alacranes amarillos refulgen y regurgitan todas las aspiraciones de nada ahora que de cualquier manera sin efecto todo y todos nos vamos expurgando -lacerado vislumbramiento mediante- como un almacén del tiempo y un teléfono celular que me permite encontrar tu cuerpo pero nada todo que caiga del lenguaje nada vale para lo subcutáneo encargado de representar lo mismo que igual, implacable, es consecuente con trepidantes salpullidos en el despropósito tuyo de tener -y ocho veces explorar sin ganas- la visitación a la extensión de los límites de la realidad que pensabas era mi persona, sin cuerpo ni emociones. El continuo desplazamiento no agita como antes”.

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