Te tengo en una zona donde siempre yo me agito. Es la zona donde todos los gestos mueren y renacen, una y otra vez, y otra y otra; donde en cualquier momento ya no me haré las mismas preguntas, o me dará lo mismo. Un sencillo efecto interior será; un ardor persistente, un entusiasmo, algo impropio sin horizonte, un interior laminado; el aire al levantarte, un ruido de galope, todo lo que no es menos que uno mismo. Hay formas silenciosas de saberse vivo. Eso no te incumbe, y escribo esto mientras me hablás de tus redondas y turgentes falacias.

Comentarios

Entradas populares