En cuanto a lo físico, a lo más bien visible y posible de ser visto digamos, en cuanto a esa carencia es mejor no intentar ningún tipo de actuación. Jamás. El boliche no es la vida y la vida no es una exposición en el MALBA y el MALBA es, hoy por hoy, un sitio para actores. El arte está en otra parte donde dicen que está la vida también, pero un poco más allá, donde los que no simulan desde el vamos pueden oficiar el rito del espectador y no la envidia de la carencia. Pero, en sí, los actores generalmente actúan sobre el resentimiento de ser defectuoso y no sobre la intención del disimulo. Lo previsible, en el caso de cometerse tal deslealtad emocional, es caminar por una vida no deseada sino impuesta desde la región difusa de lo fingido, como ser Arnaldo André o Norma Aleandro. Pero a veces un método para actuar puede ser la revelación de una técnica estabilizadora, normativa, casi espontánea. Casi. Será por esa inexactitud obtusa de lo que existió siempre en él (como en muchos) como un desuso de la oportunidad, será por eso quizás que se ponía cualquier perfume encima. Y no sabía vestirse. Y desconocía lo de las rayas y los rombos, lo de la secuencia cronológica para endosarse telas al cuerpo, en fin, daba la impresión de ser práctico y refulgente en ese accionar, de ser acorde. Se hacía, más bien. Pero algunos entraban en su opereta descuidada libre de intención. Ahí el proceso se tornaba inevitable y, como suele suceder, el descuido casi involuntario de su personalidad hecha actitud, digamos, se daba de frente con la más tangible cosa que genera la realidad: el olor corporal. Su piel olía a aceite no vegetal, a desdicha, a mujer muerta. Se llamaba Nicolás Aparicio y desde chico pintó artista plástico. Hoy se llama Florencio Sánchez y hace intervenciones plásticas en Tokio, Olso, Tilcara, Punta del Este y Merlo. Son pavadas frías y distantes como palanganas que cuelgan de varios espacios y edificios públicos. Su próximo proyecto es una exploración de su, dijo, vínculo afectivo con las esponjas de mar. Lo financia Julio Bocca.

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