Aún no tenía 21 años y ya era famoso en el boliche. La fama se la dio el apellido y un accidente. De apellido imposible de reproducir por cuestiones legales, y de apodo impuesto por el accidente, digamos, #JuanDomingo es el hijo de un ex vicegobernador de la provincia de Santa Fe que, hace años, “presionado” (siempre) por internas del Partido Justicialista, compró miles de juguetes para los negritos con facturas de una juguetería cita en una plaza céntrica de la ciudad de Rosario. Lo de cita es un decir. Pero todo se puso más misterioso aún cuando, en medio del juicio para destituirlo, inmortalizó una frase que aún hoy se discute: “No se olviden que somos mellizos”. Juan Domingo, que era un nene cuando su papá delinquió, a los 21 era un puto malicioso, arrogante, lindo por defecto económico y adicto a prácticamente todo lo que pudiera comprarse. Perdió el control una noche. Eso dicen. Se cargaba en su auto un número no menor de tres varones nunca rescatados del boliche sino de la periferia. Siempre. La noche que perdió el control, una Navidad, mientras un chonguito de nombre Manuel manejaba, Juan Domingo alardeaba de su peronismo paternal justo cuando el auto se desestabilizó y dio de frente en un paredón, en la esquina de Italia y 9 de julio, en Rosario. Vivieron todos e ilesos salieron todos, menos Juan Domingo, que por el golpe en la cabeza perdió para siempre el gusto y el olfato. Desde entonces se lo conoce como La Flaca Masticación. Hoy es diputado provincial y su papá, impune, toma café todas las mañanas entre las 10 y las 11 horas, en un bar de nombre #Alvolo, perpendicular a la plaza de los juguetes.
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